El sábado 10 de julio saltaba la noticia: La alcaldesa de Gavà, Raquel Sánchez, había sido elegida por el presidente de gobierno para dirigir el ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
En mi opinión la suerte de Raquel Sánchez es que Pedro Sánchez las veces que ha venido a la Fiesta de la Rosa solo ha circulado por la avenida Europa, porque si su coche hubiese circulado por la calle Amettla, Tamarit o algunas otras de diferentes barrios de nuestra ciudad, no la habría nombrado ministra de Transportes.
Ahora bien una vez nombrada, en el Pleno de renuncia a la alcaldía, como concejal de más edad del consistorio le dije que le ponía deberes: uno el aeropuerto del Prat que es una espada de Damocles para los habitantes del barrio turístico y residencial de Gavà Mar y el otro la construcción del Metro del Baix también llamado prolongación de la R-3 que mejoraría enormemente el transporte público no solo de Gavà sino de todo el Baix Llobregat. Se eliminaría la entrada y salida de miles de vehículos a Barcelona para trabajar, lo cual redundaría en mayor ecología, mayor sostenibilidad y disminución de los costes de los desplazamientos, que al precio que está la gasolina y el diesel no es moco de pavo. Del estado de las calles preferí no hablarle pues, además de conocerlo perfectamente, es una atribución municipal.
Esperemos que entre los 16.664 millones de euros que tiene que gestionar la exalcaldesa de Gavà se acuerde de sus orígenes y de su ciudad y no olvide los “deberes” de que le hablé en el Pleno de su renuncia.
Le deseo mucha suerte y aciertos en este importante cargo que conlleva una gran responsabilidad.
